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domingo, 8 de marzo de 2015

La Ténica del Fotógrafo




Esta técnica puede parecer simple en un principio, pero es una de las mejores formas de desarrollar la creatividad. La idea que subyace bajo esta técnica se basa en que la creatividad surge de dejar libre la imaginación pero guiándola hacia un rumbo fijo, de tal forma que todas las ideas y giros argumentales que se nos puedan ocurrir estén relacionadas, tengan un hilo conductor común, y por lo tanto, tengan suficiente cuerpo para acabar formando un argumento original, sólido y coherente.

¿Quién no ha vuelto de un viaje maravilloso cargado de decenas de fotografías inmortalizando los momentos cumbre y, apoyándose en cada una de ellas, se lo ha explicado a los amigos o familiares?


―Mira, aquí es cuando a Pepe se la cayeron las monedas cuando iba a pagar en el supermercado… y aquí es cuando María intentaba convencer al guardia para que nos sacara una foto…

¿No me digas que no lo has hecho nuca? No me lo creo. Quien más quien menos ha explicado una historia mientras pasaba unas fotografías, o la ha oído contar a los protagonistas.

Lo que propongo aquí es algo similar aunque mucho más divertido. Se trata de componer una historia, totalmente inventada, a partir de dos fotografías escogidas al azar. Aunque quizá le suene extraño, la técnica funciona mejor cuando las fotos no son suyas y no están relacionadas entre sí. Busque las fotos en un periódico, en una revista o en internet. Escoja dos… y deje volar la imaginación. Ah, ¿que no sabe usted cómo? Pues es muy sencillo: preguntándose cosas. Tranquilo, se lo explico a continuación.

No hay mente más voraz e imaginativa que la de un niño de unos cinco años. En esta etapa de nuestra vida es cuando empezamos a acribillar a preguntas a nuestros mayores. «Papi, ¿y esto por qué es así?» y detrás de un por qué viene otro y luego otro… Bien, pues si usted aún no sabe cómo lanzar al vuelo a su imaginación compórtese como si fuera usted el niño curioso y la foto fuera su paciente padre.

¿Qué ve usted en esa foto? ¿A quién ve? ¿Qué está haciendo? ¿Por qué? Si bueno, ¿pero por qué? Pregunte, pregunte, y después, vuelva a preguntar. Todo consiste en arrancarse en el viaje imaginativo, después la historia surge sola.

Se parece a esos programas de parodia que ponen en la televisión en la que un humorista dobla la voz a una escena de tal forma que al final parece algo totalmente distinto. ¿No ha jugado usted nunca a doblar películas? Se pone el volumen al mínimo y cada cual dobla la voz de un personaje, cambiando así por completo la historia que narra la escena. Pues eso es lo que le pido que haga. Mire las fotos, imagine una secuencia cronológica (en qué orden se sacaron las fotos) e imagine (invente) una situación que daría pie a esa foto. Tal como si la hubiera tomado usted de uno de sus viajes y ahora estuviera contando la gracia del asunto a unos amigos.

Tenga presente que las fotos son un punto de partida, son la flecha que señala el camino, pero no deben ser jamás la jaula que encorsete su creatividad. Cuando su imaginación esté rodando, este volando, no se preocupe si lo que le va sugiriendo encaja o no con las fotos. Llegados a este punto las fotografías ya han cumplido su función: lanzar su inventiva; así que ahora se trata de que la historia que va surgiendo se vaya perfilando, se vaya poco a poco cohesionando sin que las fotografías que iniciaron el proceso le pongan ningún límite.

Una vez desatada la imaginación lo único a tener presente es que todo sea coherente entre sí, relacionado entre sí, que sea factible contar esa historia que surgió un tanto a lo loco. La creatividad es como un potro salvaje: déjelo correr, pero siempre controlando las riendas.

Pruébelo. Puede que no surja una historia las primeras veces que lo intente, pero aprenderá algo mucho más importante e imprescindible para todo escritor que se precie: aprenderá a fantasear.

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